Un bosque infinito que nos llena de hermosura y misterio,

Pájaros que trinan una muy particular canción que nos llena de emoción,

No se sabe si es su gran belleza que nos da pureza,

O el largo panorama que no deja ver toda esta grandeza,

Troncos marcados por la vida,

Llenos de savia que los hace aun andar,

Ramas que se mueven buscando luz,

Una luz que quizás los haga respirar mejor y tomar color,

Una copa que nos da más fe y una brisa que nos ve,

No hay un olvido, una historia infinita que nos llena de sabiduría,

Mirando y viviendo siempre en el presente, aún no hay futuro,

Los rayos del sol parpadean de una manera tan hermosa que no

No nos deja más que mirar esas grandes ramas frondosas,

Belleza jamás vista de tal manera,

Belleza que corre y corre kilómetros y kilómetros,

Crecimiento continuo,

Esperanza que nos da remembranzas

Para seguir viviendo en un bosque infinito.

Caen gotas de abajo a arriba,

Dolor predicho con un sabor a jerez,

Rayos parpadeando tras grisáceos ojos

Que quizás dicen lo que es,

Belleza nunca vista,

Inexplicable tal vez…

Acá llueve, llueve al revés,

El cielo se moja, las calles destilan agua,

Los rayos salen de los postes,

Las luces se apagan para no alumbrar más,

Acá llueve, llueve al revés,

Con sueños de entremeses, riquezas de agua y cielo gris,

Miradas de profunda tristeza y belleza

Contrariándose a la vez,

Llueve mi dulce agonía,

Llueve en el cielo al revés,

Caen gotas sutilmente tiradas

Siguiéndose de dos o tres a la vez,

Llueve en mis calles,

Se mojan mis nubes tal vez,

De izquierda a derecha,

De abajo a arriba,

Llueve al revés.

Un solsticio aparece,

Un nuevo amor en la siesta de la luna

Tras sus enormes ojeras,

La tierra se inclina para dar las buenas noches a la dama,

Para luego saludar a los radiantes rayos del sol,

Que harán el verdor de un bosque de grandes anchuras,

El sol en el mar florece,

Y nos llena de cálidos rayos los cuales nuestro día embellecen,

Es una grandeza tan afable,

Que nos enamora y nos enrojece,

Son las grandes hojas de los arboles que toman color,

O será ese gran paisaje que nos muestra el señor,

La sombras se hacen más oscuras,

El lumbrero se hace más gigante,

Que Con su gran elegancia aparece,

Bailando de oriente a poniente,

Buscando más lugares a los cuales llevar su gracia,

Brillando sobre nosotros para convertirse

En una rutilante estrella gigante

Poco a poco los días se hacen más cortos,

Segundo a segundo el día es menos y la noche es mas,

Para comenzar de nuevo un segundo destello

De sol radiante y un mas corto día,

De Un verano flamante,

Que nos llena de calor.

Y una estrella gigante.

Caen dulces cristales del cielo,

Rastros cayendo de hermosas nubes,

Buscando una gravedad compleja,

Dejándose formar por bajas temperaturas

Que poco a poco crean su pequeña forma hexagonal,

Son pequeñas gotas de las lágrimas del cielo al perder

Su amor formado por su gran protección,

Ya que unas pequeñas escaleras hicieron que fuera perforado,

Buscando un extravagante mundo para sostener notas frías Y hermosas,

Haciéndonos sentir una sensación nueva y congelante,

Lo que antes fueron cartas en el suelo ya se han ido,

Ahora ha llegado la nieve para cubrirlo por completo,

Ahora han llegado las lágrimas del cielo a nuestros pies,

Poco a poco se siente su respiración,

Esa densa neblina que logramos contemplar en el firmamento,

Esa en la que quizás algunos encuentren su momento,

Son suspiros de susto y alegría, pero con algo de tristeza,

El mismo mira hacia el horizonte, hacia el universo,

Esperando a que poco a poco esa herida sea curada por la primavera,

Esperando a que sus lagrimas sean secadas con gran afición,

Esperando a que esos pequeños cristales de hielo sean desaparecidos,

Y comience una nueva estacion,

un nuevo mundo de belleza y colorido.

Arboles rozan suavemente el viento que va de norte a sur,

Libremente se van flotando las hojas,

Llevadas por esas corrientes perfectas que caminan por los cielos,

Nada se queda atrapado en ese mundo paralelo de ilusión,

Nada cae, todo se mantiene en plena emoción,

Es el cielo el que los lleva,

Buscando el sur para acompañar a las aves,

Mirando hacia el horizonte,

Buscando un sinfín de dotes esperados en los montes,

Un mundo que gira, cambia y muta,

Un sol que alumbra con sus fuertes rayos para dar una luz,

Y Luego de un arduo día de trabajo no descansa,

Espera a que la masa terrestre gire sobre su mismo eje,

Esperando a que la luna continúe con su trabajo,

Un amor de trabajo, nunca se ven,

Solo mensajeros A distancia como los luceros

Que Dan las cartas enviadas con un gran afecto por el mismo,

Tamos que son llevados por el viento,

Hojas que no se pierden en ningún momento,

Que poco a poco Caen de los arboles

y luego fuertes corrientes las hacen llegar a la luna en cualquier momento…