El sol parece una pepa de
mamón gigante pintada de amarillo fosforescente, buscare una sombra, me sentare
a conversar conmigo, sobre lo que no he hecho y lo que sÃ, sobre lo
que haré y haremos; Sobre lo que como paÃs no hemos hecho, ni
como ciudadanos.
Necesitamos más humanos,
menos polÃticos, más mentes y corazones y menos computadoras y aplicaciones,
menos feriados y más dÃas familiares. − En el cielo quiere
llover desde hace rato y no lo dejamos, aves migratorias alzaron
vuelo hace dÃas, semanas, meses, años y décadas, para no volver.−
Nos cuesta entender y lograr admitir que vivimos, ganamos y trabajamos sobre un
suelo ficticio de lo que tuvimos a la mano, o más bien, lo que nos hicieron
creer que tenÃamos mas, nunca tuvimos y hoy tampoco lo tenemos; Esta allÃ, mas
no ha sido ni siquiera procesado, es tangible y no lo es aún. No ha sido
trabajado.
Me refiero a la tierra,
al potencial humano, nuestra cultura, los caracteres propios de nuestra
ciudadanÃa y patriotismo sano, al patrimonio, el respeto al camino
que caminaron los viejos de los viejos de nuestros viejos. Nuestras raÃces, no
el socialismo o el capitalismo ni todos sus “ismos” de hermandad
viciosa. A la final son ideales de hombres convertidos en
rompecabezas de masas y terminan fracturando y remendando con curitas a nuestra
sociedad del hoy y el mañana hasta que un dÃa se infectan las heridas y todo se
convierte en pus.
Mi mente en la madrugada
de todos los dÃas vive haciendo planos choretos de cómo se podrÃan mejorar las
cosas, al igual que tu, pidiéndole a Dios que la imagen del Venezolano
realmente se vuelva un corazón con ventriculas y aurÃculas, que no bombee
solo petróleo, sino mas bien vida.
−Y no me refiero a
dejar todo en una perfección falsa − hablo de
sincerar las cosas y trabajarconloquerealmentetenemos# al mismo tiempo ayudándonos asà como los
alumnos han ayudado a los profesores universitarios en
los últimos tiempos en la lucha por un sueldo digno de los
constructores del futuro de este paÃs.
Tendernos la mano
los unos a otros y de esta manera encontrar realmente cual es nuestra vocación
como individuos y como paÃs.
Tenemos y no tenemos,
sabemos y no sabemos.
No podemos decir que
estamos cansados de esto, pues de nada sirve. Tenemos que asumir con
gallardÃa nuestro rollo e intentar cambiarlo de la manera más inteligente, sea
desde adentro o desde afuera pero nunca escapar con esa frase tan fácil de
decir.
Pues cansarse es fácil.
Que se nos siga poniendo
la piel de gallina cuando el nombre de nuestro paÃs sea nombrado entre hechos
grandes, que nos emocione escuchar entre una multitud de gente
nuestro acento en el exterior, que identifiquemos el olor de nuestras
comidas, que demos gracias a Dios por nuestros triunfos y fracasos como paÃs, y
antes que nada entender que no hay ni existirán barreras para que mejoremos, y
tristemente nunca existieron.
Podemos llorar, volar,
luchar, migrar, pero sin nunca dejar de mirar a Venezuela como nuestro
hogar.